Aquella bibliotecaria
de lentes grandes y conocedora de absolutamente todos los libros de la biblioteca,
tenía una doble vida. Los viernes en la noche visitaba un bar distinto de la
ciudad. Se quitaba los lentes, peinaba su cabello de forma ondulada, usaba un vestido rojo ceñido a su cintura, con
un escote profundo hasta sus pechos, siempre buscaba el mejor ángulo para lucir
su esbelto cuerpo.Pedía un Martini y en una vista panorámica coqueteaba a todos
los hombres que allí se encontraran, solteros o casados; era feliz viendo la
cara de torpes que ponían cuando cruzaban miradas. Ella disfrutaba con eso, y si
alguno se le acercaba ignoraba su presencia y continuaba, no buscaba aventuras,
no buscaba placer sexual, tan sólo mostrar su belleza y observar la infidelidad
y la ansiedad de aquellos hombres sólo en su mirada. Aquella bibliotecaria, era
feliz viviendo en su doble vida.
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