domingo, 7 de abril de 2013

La Última Confesión




La asesina tenía una cita todos los días en el confesionario, allí lavaría sus culpas a cambio de una penitencia, la de rezar un par de padres nuestros. Lo que ella no sabía, era que el sacerdote que perdonaba sus pecados se estaba alimentando de cada relato, el hecho de que fueran tan diferentes, y que le contara las emociones que le traía; le alimentó su curiosidad; tanto así que en una de las confesiones de aquella mujer, sacó un arma y le disparó. Inmediatamente fue a confesarse. La historia comenzaba nuevamente.

lunes, 1 de abril de 2013

Mira a través de...

El color oscuro de la noche se hacía cada vez más espeso, el aullido de los lobos era cada vez más fuerte; si no hallaba un lugar seguro en algún árbol pronto sería presa de aquellos feroces cazadores de la noche. Corrí en medio de los musgos que colgaban de antiguos árboles, pero tropecé y mi pie quedó atrapado en una de sus enormes raíces. Lentamente se acercó el líder de la manada, mi mente y mi corazón quedaron en blanco, mi mirada se encontró con la suya y nuestras almas se sincronizaron. Mi miedo se apaciguó y los filosos dientes del canino se guardaron. Se giró e hizo una señal al resto de la manada. Era hora de marcharse.

martes, 18 de diciembre de 2012

¿Todo estará bien?



Lentamente abrí los ojos y me percaté de que algo no estaba bien. No era mi habitación, esas no eran las cortinas que acostumbraba ver cuando despertaba, ni el color de las paredes, simplemente, no sabía qué estaba sucediendo. Curiosamente no entré en pánico y el dolor no parecía preocuparme. Continué observando y me encontré atada en una silla, no sabía cómo había llegado ahí. Mis recuerdos eran borrosos y de repente una pila de imágenes barrió mi cerebro. Cuando empezaba a reaccionar, escuché unas pisadas que se acercaban sigilosamente, y el sentirlas cada vez más cerca aceleraron mis latidos. Una figura se acercó y me susurró, -no temas, todo estará bien.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Un siempre adiós



Una nueva guerra había comenzado. Aquel soldado terminaba sus días de descanso con esposa y sus hijos. Ella, aparentemente,  ya acostumbrada a la rutina de ver a su amado partir a enfrentarse a duras guerras, lo despedía con una sonrisa y un beso en la frente, nunca permitía que él se diera cuenta de que por dentro moría en angustia cada vez que se marchaba. Eso le daba fuerzas para que diera todo de sí en los enfrentamientos y pudiera volver con su familia. Sin embargo, siempre se preguntó si el día en que su esposa quebrara en llanto tuviera la misma fortaleza para volver.

sábado, 13 de octubre de 2012

Escucha...


Aquel hombre, ya maduro en edad tomó su bastón, su gabán y su boina. Acostumbrado a su soledad, decidió deambular por las heladas calles de aquel pueblo. Se detuvo a observar a unas familias que iban transitando por allí mismo. A su lado se detuvo Virginia, también con la misma soledad que lo acarreaba a él, además una mujer igualmente madura en edad y en belleza, y su espíritu tan libre y tan espontáneo, lo tomó del brazo y lo llevó a un café. Aurelio asombrado por su belleza y la impresión de paz que le transmitió, se dejó seducir por el momento. Caminaron un par de cuadras y entraron a un bar. En una simple pero radical frase, él recordó lo que era vivir. Fueron tan sólo 20 minutos los que estuvo con aquella mujer, pero tantas sensaciones las que vivió que no quería que el momento terminara. Cuando finalmente terminó la charla, Virginia le confesó que ella era la soledad que le pedía a gritos salir, vivir de nuevo, tener amistades, reír, llorar, sin importarle lo que dijeran otros. El hombre asombrado pero con una sonrisa de satisfacción, escuchaba atento y tomando nota de todo lo que le decía su interior encarnado en aquella hermosa mujer

martes, 25 de septiembre de 2012

¿Qué es justo en esta miserable vida?






Aquel condenado a muerte no le importó cometer un último crimen antes de morir. Todos los días obervaba a uno de los presos que se jactaba así mismo de ser pastor, día a día proclamaba en sus oraciones que aquellos que eran inocentes y que estaban siendo juzgados sin una justa causa pronto saldrían en libertad, porque la justicia así lo demandaba, tanto la divina como la territorial. El día de su ejecución se levantó más temprano de lo normal, fue a su celda y mientras dormía lo ahorcó con el cordón de su zapato, dejándole una nota en su pecho. ¿Conoces la justicia? Absolutamente nada es justo en esta miserable vida. Fue así como todos quedaron en paz, tanto el condenado a muerte, como aquellos que estaban condenados en vida a escuchar a aquel que se autonombraba pastor.

jueves, 30 de agosto de 2012

Viviendo una doble vida



Aquella bibliotecaria de lentes grandes y conocedora de absolutamente todos los libros de la biblioteca, tenía una doble vida. Los viernes en la noche visitaba un bar distinto de la ciudad. Se quitaba los lentes, peinaba su cabello de forma ondulada,  usaba un vestido rojo ceñido a su cintura, con un escote profundo hasta sus pechos, siempre buscaba el mejor ángulo para lucir su esbelto cuerpo.Pedía un Martini y en una vista panorámica coqueteaba a todos los hombres que allí se encontraran, solteros o casados; era feliz viendo la cara de torpes que ponían cuando cruzaban miradas. Ella disfrutaba con eso, y si alguno se le acercaba ignoraba su presencia y continuaba, no buscaba aventuras, no buscaba placer sexual, tan sólo mostrar su belleza y observar la infidelidad y la ansiedad de aquellos hombres sólo en su mirada. Aquella bibliotecaria, era feliz viviendo en su doble vida.