domingo, 7 de abril de 2013

La Última Confesión




La asesina tenía una cita todos los días en el confesionario, allí lavaría sus culpas a cambio de una penitencia, la de rezar un par de padres nuestros. Lo que ella no sabía, era que el sacerdote que perdonaba sus pecados se estaba alimentando de cada relato, el hecho de que fueran tan diferentes, y que le contara las emociones que le traía; le alimentó su curiosidad; tanto así que en una de las confesiones de aquella mujer, sacó un arma y le disparó. Inmediatamente fue a confesarse. La historia comenzaba nuevamente.

lunes, 1 de abril de 2013

Mira a través de...

El color oscuro de la noche se hacía cada vez más espeso, el aullido de los lobos era cada vez más fuerte; si no hallaba un lugar seguro en algún árbol pronto sería presa de aquellos feroces cazadores de la noche. Corrí en medio de los musgos que colgaban de antiguos árboles, pero tropecé y mi pie quedó atrapado en una de sus enormes raíces. Lentamente se acercó el líder de la manada, mi mente y mi corazón quedaron en blanco, mi mirada se encontró con la suya y nuestras almas se sincronizaron. Mi miedo se apaciguó y los filosos dientes del canino se guardaron. Se giró e hizo una señal al resto de la manada. Era hora de marcharse.