domingo, 10 de junio de 2012

Mamá




Había perdido mi memoria, pero a cambio había ganado lo que siempre quise, determinación, poder, valentía y orgullo. Estaba sola, no tenía amigos y no sabía si la razón era que no podía recodarlos, o porque tenían miedo de mi nueva personalidad. 


Cuando abrí los ojos, me encontraba acostada en una camilla cubierta con sábanas blancas, estaba arropada hasta el cuello y una bolsa de suero estaba inyectada a mi muñeca. Alcancé a visualizar una figura sentada al borde de la cama y recostada sobre sus brazos, aparenemente dormía plácidamente. Pero su sueño fue interrumpido por un movimiento  que hice. Ella se despertó y su semblante cambió de inmediato, tenía los ojos hinchados, al parecer había llorado por mucho tiempo, era una mujer hermosa, más o menos de unos 40 años, no llevaba maquillaje, vestía una blusa suelta, solo podía ver hasta la mitad de su cuerpo porque no podía moverme del todo. Se arrojó sobre mi torso escurriendo lágrimas y elevó unas plegarias de agradecimiento. No terminaba de comprender lo que estaba sucediendo, solo que mi cabeza comenzó a doler cuando ella se acercó más, 20 años de existencia pasaron por mi mente, escenas, sentimientos y momentos que tuve con ella, me llevé las manos a la cabeza con la esperanza de calmar el dolor, pero era una sensación bastante fuerte, hasta el momento era lo único que recordaba, esa señora que estaba llorando sobre mi torso era mi madre. El dolor había cesado, posé mis manos sobre su cabeza y pronuncié la palabra mamá.  

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